Anoche mi cachorra me hacia una reflexión que quiero compartir con vosotr@s,
a mi me da que pensar sobre como desde los adultos fomentamos la competitividad
salvaje desde la más tierna infancia.
Se quejaba de que se siente obligada a competir con sus compañeros por casi
todo…
Llega navidad y desde la escuela se propone concurso de felicitaciones navideñas.
Llega el carnaval y desde la escuela se propone concurso de disfraces.
La peque me decía que a ella le gustaría hablar con sus compañeros sobre cómo
van a disfrazarse, pero que nadie quiere hablar sobre ello por miedo a que otros
les copien el disfraz.
- Mamá ¿Por qué de todas las fiestas en el cole hacen un concurso? Yo no
quiero participar, no quiero competir, creo que la fiesta sería mucho más chula
si solo nos disfrazáramos y bailáramos, sin tener que ganar ningún premio.
Esto nos lo podemos llevar a los concursos que ahora están tan de moda en la
tv, como Master Chef junior o concursos por el estilo, donde no es suficiente
que las criaturas tengan una pasión o una habilidad, deben competir por ser el mejor, les
cueste lo que les cueste (véase, estrés, miedo al fracaso, llantos)
¿Por qué fomentamos la competitividad en todo?
¿Que pretendemos conseguir?
¿Qué les estamos enseñando con estos estúpidos concursos?
¿Quién y basándose en que parámetros puede decidir que un dibujo o un
disfraz es mejor que otro?
¿Son estos los valores de cooperación que les estamos inculcando a las
criaturas?